tengas la sube cargada,
no se te haya lavado el mate,
duermas 8 horas diarias,
no te comas las uñas,
no tengas miedo de caminar por la calle,
prendas todas las luces
y evites de manera meticulosa
todo lo que tenga que ver con
la tristeza,
o sea
con lo real.
Siempre,
de alguna forma,
está la muerte.
¿Y quién sos vos para ir envenenando cucarachas después?
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