Olvidaste la reflexión que tuviste hoy, se ve que era menos real que ese asesino dolor de cabeza y la flecha decidida que te parte en dos el pecho.
Es imposible saber qué hacer con tu vida a esta hora. Porque a las cuatro de la mañana tu vida es solo muchas partículas que duermen en el aire y son casi algo. Como la fiebre que no tuviste hace un rato, porque simplemente no fue. Y vos no serías, tan fácilmente, que eso te da miedo, así que mejor vas a escribir una entrada y listo.
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