Quiero meterme en la cueva de negrura que hacen las sábanas y hacerme un ovillito.
Así me olvido que amaneció y el cielo está tapado por gordas nubes grises.
El cielo y yo nos escondemos del otro.
Si llueve, yo voy a desenredarme un poco de entre la seguridad de las sábanas y asomar un ojo,
para mirar por mi ventana.
Y así, solo así, los escondidos nos haríamos amigos de nuevo.
Porque la lluvia es un mensaje que se descifra por los golpecitos en el vidrio.
Y te dice que sigas durmiendo. Que la oscuridad en la que estás metido es una mentira, porque aunque parezca inmensa, termina en tus pies.
Pero es tu mentira. Así que mejor seguí durmiendo.
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