Vuelvo porque perdí mis listas de
palabras raras.
Las anoté en hojitas de papel
que llevaban dibujada a una mujer sonriente.
Mi desorden fatalmente existencial.
Nos perdimos por su sonrisa
y nos saboreamos las palabras,
tratando de quedarnoslas un poco,
robándonos a nosotros mismos.
No sé si es el beso embriagador de la noche
o esta horda de términos interesantes,
pero ojalá el sueño nos nos conquiste nunca.
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