El juego es escribirme y contestarme y reescribirme.
Infinitamente antes de que me pierda en la noche
y ya no sepa de dónde vine ni por qué.
Escondida entre los huecos secretos que dibujé a lápiz
y mezclada con las pelusas inquietas del suelo.
Sostengo por siempre y para siempre
que lo mejor es que nos tenemos silencio.
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